Soy una de esas personas completamente obsesionada con los hoteles. Me encanta buscar desde casa, leer las opiniones, seguir sus redes sociales y ese gran momento cuando pasas por primera vez por el lobby y se respira el fresco aroma de flores y muebles impolutos con tantas historias a sus espaldas.

Me encanta el viaje en el ascensor y el paseo por el pasillo, en el que estoy entre expectante y nervioso caminando hacia una habitación desconocida. Y entonces, ese primer momento en el que deslizas tu tarjeta y abres la puerta. Esa es la mejor parte, esa fracción de segundo cuando ves tu casa de solo una noche por primera vez.

Una gran ventana que deja pasar una luz perfecta, detalles bonitos, una cama enorme llena de cojines que respira confort, colores neutros y agradables, un sillón que te invita a sentarte con un buen libro, un televisor gigante, un montón de revistas, una máquina de café de diseño con galletas en miniatura y en el baño… un pequeño spa, con los mejores productos para el cuidado corporal, los albornoces más gruesos que has visto nunca y toallas para envolverte como si estuvieras en un anuncio de suavizante.

Lo admito, creo que tengo una obsesión con los hoteles.

Pero desafortunadamente nuestra economía no nos permite dormir en hoteles así todo lo que nos gustaría, así que en vez de perdernos todas estas sensaciones maravillosas y disfrutar de ellas una o dos veces al año… ¿por qué no traernos los lujos de un hotel a nuestro propio hogar?

¿Por qué disfrutar de esos pequeños placeres solo cuando salimos de viaje?

Flores, muchas flores

Una de las cosas que más me gustan de los hoteles de lujo es cuando entras y hay un jarrón enorme plagado de flores exóticas que llenan la sala con un aroma increíble. (Imagino que esto no será tan agradable para aquellos que sufren alergia)
Pon cuantas flores puedas lo más cerca posible de la puerta para conseguir un impacto mayor.
Y en general no esperéis que los demás os regalen flores para decorar vuestra casa… comprar un par de ramos baratos de los que venden en supermercados para tenerlos habitualmente y complementarlos con las flores que os regalen en las ocasiones especiales.

Velas, muchas velas

Siguiendo con el tema de los aromas, asegurase de comprar velas con tu olor favorito.
Sorprendentemente, Primark tiene una gran selección de vela aromáticas que duran eternamente y vienen en botes de colores que luego puedes darle otro uso.

La clave esta en los pequeños detalles y en mantener todo ordenado para conseguir un espacio tranquilo y confortable.

Menos es más

Mientras que te recomiendo que haya un montón de velas y flores, también es importante tener solo lo necesario. En los hoteles de lujo todo gira en torno a los pequeños detalles. Nada es demasiado llamativo, todo es simplemente agradable y elegante.
En los hoteles todas las estancias están despejadas, algo que puede ser difícil conseguir en tu propia casa. Ve a Ikea y encuentra una solución para el almacenamiento que te permita esconder todo aquello que hace que la habitación parezca desordenada y mantén el espacio limpio y ordenado.
¿Conoces el método Konmari? En nuestro blog ya hemos hablado de él. Lee nuestro artículo para descubrir como vivir más feliz solo con lo necesario.

Invierte en la mejor ropa de cama

Mi madre me dijo cuando me fui a vivir solo: ten siempre la mejor ropa de cama. Fuimos a comprar a una tienda y compramos sábanas de algodón egipcio del mayor número de hilos posible. Nunca había oido hablar de esto, pero nunca he vuelto a comprar sábanas de otra calidad.
Seguramente pasas en la cama más tiempo que en cualquier otra parte de tu casa, así que mejor asegurarse de que es el sitio más suave y confortable para estar.

Invierte en la calidad de la ropa de cama, te alegrarás al acostarte y dormirás mejor.

Un expresso

No hay mejor manera de empezar el día que con una buena taza de café… preferiblemente en la cama con el pijama más calentito que tengamos. Consigue una máquina Nesspreso para el dormitorio y unas cuantas cápsulas de tu variedad favorita. Un lujo económico que todos nos merecemos para empezar mejor el día.

Y los fines de semana...

Date un homenaje con un brunch o un desayuno a la altura del mejor hotel. Haz turnos con tu pareja para que cada fin de semana se encargue uno, creme es una delicia quedarte en la cama mientras tu pareja baja a la panadería más cercana a comprar bollería fresca de esa que hace que toda la casa huela a obrador. Mi consejo es que os sentéis en el comedor, cocina o salón a desayunar. Comer en la cama siempre me ha parecido una fantasía de las películas que en la realidad puede llegar a ser un desastre.

Y tú, ¿tienes más trucos para sentirte en tu casa como en un hotel de lujo?